Abro lentamente los ojos. veo un techo azul. Giro la cabeza y noto que no me cuesta nada hacer ese movimiento. Entonces... me inclino hacia delante, quedando sentado en la cama. Ya es de día.
¿Qué sucedió? Recuerdo... si, recuerdo a Cyborg. Vino aquí con Raven, Aqualad y Firestorm... y un destacamento de robots. Querían llevarme para formar una nueva liga... formada por jóvenes héroes.
No sé. Me levanto y caigo en que ya no hay kryptonita en el aire. Perfecto. Me pongo una remera y unos jeans y bajo al comedor. Allí está Martha Kent, limpiando la mesa.
-Hola, tía Martha -la saludo, con una sonrisa.
-Buen día, querido. ¿Cómo descansaste? -me pregunta, también con una sonrisa. Ésta se desvanece al mirarme a la cara-. Cielo, no tienes puestos los lentes.
-Oh, sí -digo, tomándolos rápidamente del estante... muy rápidamente.
-¿Qué quieres desayunar?
-Unas tostadas irían bien -le respondo, sentándome a la mesa.
Tía Martha se va a la cocina. Miro la sala. Todo anda bien.
-Tía Martha... ¿llamaron los Teen?
-No, querido. ¿Quieres un vaso de jugo con las tostadas? ¿O café?
-Jugo está bien, gracias. ¿Sabes dónde está el comunicador?
-No. Pregúntale a tu tío.
Me levanto de la mesa y camino hasta la puerta de entrada. La abro y salgo fuera: una ráfaga cálida de viento golpea suavemente mi cara. Jonathan Kent está conduciendo el tractor por el campo de trigo. Me elevo dos metros del suelo y vuelo hasta él. El hombre apaga el motor de la máquina al verme.
-Hola, hijo. ¿Cómo te levantaste?
-Bien, gracias, tío. Oye, ¿sabes dónde está mi comunicador de los Teen?
-Creo que está... No sé, pero ¿no tienes rayos X? ¿Por qué no lo buscas así?
-Sí, puede ser. Pero me alegra haberte saludado.
-A mí también, hijo.
Vuelo rápidamente de nuevo hacia la casa. Reviso con mi visión de rayos X toda la casa y descubro que el comunicador está sobre la mesita pequeña de la sala de estar. Vuelo hasta él y lo agarro.
-¡Conner, a desayunar!